La temporada no ha sido sencilla para el Real Madrid. Cayeron en la final de Copa del Rey contra el Barcelona, en Champions claudicaron ante el Arsenal y en Liga se han quedado sin opciones de levantar el trofeo tras la victoria azulgrana sobre el Espanyol. Por ello, el saber perder cobra mayor valor. El alirón del azulgrana era cuestión de jornadas y lo han cantado cuando todavía restan dos jornadas por disputarse.
Los blancos, que no han ganado ninguno de los tres grandes títulos del curso, han tirado de señorío al felicitar a los culés por su título de Liga. «Enhorabuena al FC Barcelona por la Liga 2024-2025», publicó el Real Madrid en sus redes sociales. La derrota en el Clásico de la jornada pasada enterró las opciones ligueras del Real Madrid, que tendrá que disputar lo que resta de Liga sin nada en juego.
La temporada del equipo blanco ha desembocado en cambio de entrenador. Ancelotti pone fin a su segunda etapa en el Real Madrid y su testigo lo tomará Xabi Alonso, quien se sentará en el banquillo blanco desde el Mundial de Clubes. De hecho, el técnico donostiarra ya trabaja en la confección de la plantilla para la temporada que viene. Mientras, en la otra acera, el Barcelona celebra el título de Liga.
Tan importante es saber perder como saber ganar. Y en este segundo intangible entra en juego el contexto lo rodea. El Barcelona venía de una temporada, la pasada, en blanco, y con la inestabilidad institucional asumida como cotidiana. De ahí que los azulgranas tuvieran tanta necesidad de ganar un título importante como es la Liga, conquistado tras ganar al Espanyol.
El destino también quiso que el contexto en el que lo hiciera fuese idéntico al de 2023, cuando el Barça festejó en exceso, a juicio de los pericos, y la celebración sobre el césped de Cornellá acabó en estampida de los jugadores hacia el vestuario ante la invasión de campo. Este año no ocurrió lo mismo, aunque bien pudo suceder después de las celebraciones de alguno jugadores azulgranas, entendidas como provocaciones por el aficionado perico.
La tensión estuvo en el ambiente tras el gol de Fermín. Acudió hasta el córner a celebrar delante de la grada local que respondió con lanzamiento de algunos objetos. Tuvo que acudir el propio Joan García, portero del Espanyol, a poner fin a la celebración del futbolista. Aunque la pause fue momentánea, pues la euforia azulgrana se multiplicó con el pitido final.
No se vio aquel círculo con todos los futbolistas saltando que presidió la celebración de hace dos años, pero sí imágenes provocativas. Especialmente de un Fermín que festejó en demasía, e incluso llegó a bramar un «a chuparla», aunque luego matizó sus actos ante los micrófonos. «Es normal, pero creo que no hacemos daño a nadie. No hemos faltado el respeto a nadie y nos hemos ido lo más rápido posible», aseguró.